Funciones del sistema óseo
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Protección. Los huesos forman varias cavidades que protegen los órganos internos de posibles traumatismos. Por ejemplo, el cráneo protege el cerebro frente a los golpes, y la caja torácica, formada por costillas y esternón protege los pulmones y el corazón.
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Movimiento. Gracias a los músculos que se insertan en los huesos a través de los tendones y su contracción sincronizada, se produce el movimiento. Los huesos en combinación con los músculos permiten el desplazamiento, ya que les sirven de punto de apoyo y fijación.
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Soporte. Los huesos proveen un cuadro rígido de soporte tanto para músculos como para tejidos blandos, es decir, el esqueleto funciona como armazón que mantiene la morfología corporal.
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Almacén de grasas. Consiste principalmente en adipocitos con unos pocos hematíes dispersos. Es una importante reserva de energía química.
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Homeóstasis. El tejido óseo almacena una serie de minerales, especialmente calcio y fósforo, necesarios para la contracción muscular y otras muchas funciones. Cuando son necesarios, el hueso libera dichos minerales en la sangre que los distribuye a otras partes del organismo.
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Producción de células sanguíneas. Dentro de cavidades situadas en ciertos huesos, un tejido conectivo denominado médula ósea roja produce las células sanguíneas rojas o hematíes mediante el proceso denominado hematopoyesis.